martes, 26 de octubre de 2010

CRITICAS


              FANTASMAS DE BUENOS AIRES                      Dir: Guillermo Grillo
                                                                                                2009





  Fantasmas de Bs. As. es un ejemplo de los fantasmas que cada uno de nosotros tiene incorporado  de la historia porteña. Llevamos dentro la imagen del Guapo, de aquellos Barrios tranquilos de casas, y zaguanes (para muchos el de la niñez), del Buzón, el Tranvía o del Vigilante que hacía la ronda nocturna.
  La idea exitosa del director fue ensamblar un representante porteño como el guapo (tipo Muraña), guapo que acá es un fantasma que lúdicamente fue llamado, y vuelve para “saldar cuentas”, por eso la idea de  ingresar en el cuerpo de un joven de hoy (pa’ que lo vean) es original, y en esa simbiosis surge la paradoja, el anacronismo bien aprovechado,  que lleva a escenas risueñas pero a la vez de gran ternura y nostalgia.
  En otro plano detectamos el mensaje de protesta por momentos de decepción por lo que se perdió como “la palabra”, ejemplo de esto es  el trato que hace el malevo con el joven y le dice “te doy mi palabra”, sin mediar firmas ni contratos.
 Se recrea el tiempo ido con sus valores éticos, las reglas o convenciones entre amigos, la vida pausada donde estar pendiente  del tiempo y el consumo masivo, no existían  y en contraposición este malevo reencarnado en un hoy, se sorprende de la nueva técnica  en general o de las comunicaciones, o de la moda, donde todo es distinto, acelerado y se sorprende con los avances de medicina por las cuales el hombre puede llegar a los 100 años y así consigue tener esperanzas de encontrar  a su buscado amigo de allá lejos y hace tiempo.
  No se escatima una realidad en esta historia, cual es la existencia persistente  de la credulidad, en algunos casos, los miedos, la amistad, el amor, el deseo…
  Y llega también a la crítica social y política a través de algunos diálogos.
   Es acertado el hecho de mostrar el recorrido por Bs. As. y sus barrios, cosa que hicieron en su momento Fellini o Bergman y que muchas veces obvia el cine argentino, porque la mejor escenografía, a mi parecer , es la geografía de ese entorno urbano acompañando a los personajes, enmarcando sus vidas y características propias del lugar.
   Película sin dudar aceptada por los Mayorcitos que recrean lo visto (y a veces olvidado), y para los jóvenes que curiosean la historia de un Bs. As. histórico,  aquél de sus padres y abuelos.
   Algo morosa y deshilvanada aparentemente, en su principio, con agilidad y buenos recursos después, merece un MUY BIEN+.
                          RECOMENDABLE

                                                                                          HAIDÉ DAIBAN

viernes, 1 de octubre de 2010

LU2ACD: LU2ACD BUENOS AIRES - ARGENTINA - SUD AMERICA

LU2ACD: LU2ACD BUENOS AIRES - ARGENTINA - SUD AMERICA

HISTORIA DEL CINE


Orígenes

    Uno de los primeros avances científicos que llevó directamente al desarrollo del cine fueron las observaciones de Peter Mark Roget, secretario de la Real Sociedad de Londres, que en 1824 publicó un importante trabajo científico con el título de: "Persistencia de la visión en lo que afecta a los objetos en movimiento", en el que establecía que el ojo humano retiene las imágenes durante una fracción de segundo posterior al momento en que el sujeto deja de tenerlas delante. Este descubrimiento estimuló a varios científicos a inventar diversas vías para demostrar el principio.


Los primeros experimentos
   
Tanto en los Estados Unidos como en Europa, se animaban imágenes dibujadas a mano como forma de diversión, empleando dispositivos que se hicieron populares en los salones de la clase media. Concretamente, se descubrió que si 16 imágenes de un movimiento que transcurre en un segundo se hacen pasar sucesivamente también en un segundo, la persistencia de la visión las une, haciendo que se vean como una sola imagen en movimiento.
    En aquellos mismos años, William Henry Fox Talbot en el Reino Unido y Louis Daguerre en Francia trabajaban en un nuevo descubrimiento que posibilitaría el desarrollo del cinematógrafo: la fotografía, ya que sin este invento previo no existiría el cine. Hacia 1852, las fotografías comenzaron a sustituir a los dibujos en los artilugios para ver imágenes animadas. En 1861 el inventor estadounidense Coleman Sellers patentó el kinematoscopio, que lograba animar una serie de fotografías fijas montadas sobre una rueda giratoria con paletas. En los salones de pintura, el kinematoscopio mostraba todavía de un modo rudimentario las fotografías para el público proyectándolas a gran velocidad sobre una pantalla. A medida que la velocidad de las emulsiones fotográficas aumentó, fue posible fotografiar un movimiento real en vez de poses fijas de ese movimiento. En 1878 el fotógrafo angloestadounidense Eadweard Muybridge empleó una batería de 24 cámaras para grabar el ciclo de movimientos del galope de un caballo.


  1º pelicula 1878  Eadweard Muybridge

Thomas Alva Edison y William K.L. Dickson
   Hasta 1890, los científicos estaban interesados principalmente en el desarrollo de la fotografía más que
en el de la cinematografía. Esto cambió cuando el antiguo inventor y entonces ya industrial Thomas Alva Edison construyó el Black Maria, una casucha cerca de West Orange, Nueva Jersey, que se convirtió en los laboratorios donde realizaba sus experimentos sobre imágenes en movimiento y el primer estudio de cine del mundo. Edison está considerado por algunos como el diseñador de la primera máquina de cine, el kinetoscopio, pero en realidad ni fue él el inventor ni el invento era propiamente una cámara de cine. Su ayudante, William K.L. Dickson fue quien hizo en realidad casi todo el trabajo, diseñando el sistema de engranajes, todavía empleado en las cámaras actuales, que permite que la película corra dentro de la cámara, e incluso fue él quien por vez primera logró en 1889 una rudimentaria imagen con sonido. El kinetoscopio, patentado por Edison en 1891, tenía unos 15 metros de película en un bucle interminable que el espectador —individual— tenía que ver a través de una pantalla de aumento. El artefacto, que funcionaba depositando una moneda, no puede considerarse por tanto un espectáculo público, y quedó como una curiosidad de salón que en 1894 se veía en Nueva York, y antes de finalizar ese año en Londres, Berlín y París.

Kinetoscopio de Edison 1890

 
Los hermanos Lumière
   Los experimentos sobre la proyección de imágenes en movimiento visibles para más de un espectador se estaban desarrollando simultáneamente en Estados Unidos y en Europa; en Francia, a pesar de no contar con la gran infraestructura industrial de Edison, los hermanos Louis y Auguste Lumière llegaron al cinematógrafo, invento que era al tiempo cámara, copiadora y proyector, y que es el primer aparato que se puede calificar auténticamente de cine. Por lo que la fecha de su presentación pública, el 28 de diciembre de 1895, y el nombre de los inventores son los que han quedado reconocidos universalmente como los iniciadores de la historia del cine.
 
Los hermanos Lumière produjeron además una serie de cortometrajes con gran éxito, de género documental, en los que se mostraban diversos elementos en movimiento: obreros saliendo de una fábrica, olas rompiendo en la orilla del mar y un jardinero regando el césped. Uno de sus cortometrajes más efectistas para demostrar las posibilidades del nuevo invento fue el que mostraba a un tren correo avanzando hacia el espectador, lo que causó el susto de los que lo veían. El cine que se producía mientras en el estudio de Edison era más teatral: números circenses, bailarinas y actores dramáticos que actuaban para las cámaras. Pero para entonces el equipamiento elemental ya había sido estandarizado siguiendo el modelo del cinematógrafo de los hermanos Lumière, y las películas se comenzaron a comercializar a escala internacional.

 Llegada de tren a la estación de Ciotat  1895 

Las primeras películas
   En 1896 el ilusionista francés Georges Méliès demostró que el cine no sólo servía para grabar la realidad, sino que también podía recrearla o falsearla. Con estas imaginativas premisas, hizo una serie de películas que exploraban el potencial narrativo del nuevo medio, dando inicio al cine de una sola bobina. En un estudio en las afueras de París, Méliès rodó el primer gran filme puesto en escena cuya proyección duró cerca de quince minutos: L'Affaire Dreyfus (El caso Dreyfus, 1899) y filmó Cinderella (Cenicienta, 1900) en 20 escenas. Pero sobre todo a Méliès se le recuerda por sus ingeniosas fantasías como Viaje a la luna (1902) y Alucinaciones del barón de Münchhausen, en las que experimentaba las posibilidades de los trucajes con la cámara de cine.
   El estilo documentalista de los hermanos Lumière y las fantasías teatrales de Méliès se fundieron en las ficciones realistas del inventor estadounidense Edwin S. Porter, a quien se le atribuye en ocasiones la paternidad del cine de ficción. Trabajando en el estudio de Edison, Porter produjo la primera película estadounidense interesante, Asalto y robo de un tren, en 1903. Esta película, de 8 minutos, influyó de forma decisiva en el desarrollo del cine porque incluía innovaciones como el montaje de escenas filmadas en diferentes momentos y lugares para componer una unidad narrativa. Al hacer esto, Porter inició el montaje, uno de los fundamentos de la creación cinematográfica, proceso en el que diferentes fragmentos elegidos de las diversas tomas realizadas —o disponibles— se reúnen para conseguir un conjunto coherente.


Desaparición de una mujer- Melier 1896 

El affaire de Dreifus,1899  


Cinderella 1900, Melier

Asalto y robo de un tren-Porter-1903 


 






informacion de : http://www.xtec.cat/~xripoll/ecine1.htm y youtube.com